Hola a tod@s, en esta ocasión os muestro como también el el mundo alado existen oportunistas. La rapiña de la que es objeto este aguilucho pálido ocurre en algunas ocasiones aunque lo que me sorprendió fue que se vieran involucrados dos rapaces y un córvido. El suceso tuvo lugar en la Laguna de Boada en Palencia. Sobre las 17:45 de la tarde del miércoles 11 de enero y después de haber estado visitando las Lagunas de Villafáfila, me dirigí a dicha laguna pues la niebla no levantaba y a eso de las 15 horas aun no habia levantado la niebla. Lo dicho, estando en el observatorio de Boada apareció en escena este precioso ejemplar macho de aguilucho pálido buscando alimento.
Bueno antes del relato os presento en detenimiento a los tres intervinientes de este relato pues el cuarto no estoy seguro de quien era, me refiero a la desdichada presa, aunque creo que era una bisbita común pues desde el observatorio las estaba oyendo.
Aguilucho pálido.
Cuervo.
Aguilucho lagunero.
El aguilucho pálido ve la presa.
Se lanza y tiene éxito esta vez.
Empiezo a notar que el aguilucho no está tranquilo y no para de mirar a su alrededor. Yo solo tenía el campo de visión del teleobjetivo pues no quería perderme detalle.
Cada vez entendía menos pero seguía tomando instantáneas sin atreverme a perderle de vista pues estaba un poco lejos.
Casi cuando estaba a punto de abandonar la máquina y coger los prismáticos...........
Aparece este cuervo en busca de la presa que el aguilucho había capturado pero sale huyendo con la cena en sus garras.
Comienza la persecución. !Vaya oportunista¡.
Ya con las palpitaciones a 140 aparece un tercero en escena, un aguilucho lagunero, y me doy cuenta de que me quedo con la boca abierta.
Para vuestra desgracia, la máquina fotográfica se canso de enfocar pues había poca luz y mucha distancia y cuando pude ponerla en manual la persecución se había terminado.
Al final el cazador resultó victorioso y pudo irse a dormir con el buche lleno.
De toda esta historia lo que más me sorprendió fue la tenacidad del cuervo en la persecución y que además podía seguir al aguilucho pálido no solo en velocidad si no también en resistencia. La altura que alcanzaron en todo este tiempo fue mucha y parecía que el negro alado no se cansaba.
Saludos y hasta el próximo relato.
Luis Sitges
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